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Los cisnes negros de 2023 🦢

Aunque es imposible predecir un cisne negro, hay ciertas cositas que se están cocinando que pueden ser una bomba en 2023.

Por Héctor Pérez

Aunque los cisnes negros son eventos impredecibles que tienen el poder de transformar los mercados. ¿Te acuerdas de cómo el bichito chino reventó las bolsas? Pues eso es un cisne negro. Aunque como ya has visto un cisne negro no se puede predecir, en este artículo analizaremos los principales caldos de cultivos en los que se podría estar gestando los candidatos a cisnes negros de 2023.

Ah y aunque la gran mayoría son temas políticos o geopolíticos, intentaremos explicar con referencias históricas cómo un cisne negro de este tipo podría afectar a lo que nos interesa como inversores, ergo, a la bolsa.

Posibles Cisnes Negros de 2023

Renuncia Biden de la Presidencia

La renuncia de Biden de la presidencia podría ser uno de los cisnes negros de 2023.

La presidencia de Biden ha sido caótica. No solo los “glitches” del señor cada vez que habla en un micrófono, sino también los diversos problemas tanto económicos como sociales que han plagado su gestión. Sin ir muy lejos, la inflación en máximos o la gran crisis migratoria que tiene en vilo a la frontera sur.

Pero todo este maremagnum no es suficiente para darle una patada por el trasero antes de que concluya su período. Malos presidentes los hay por doquier y ahí están mirándose en el espejo sentados en su trono; cualquier parecido con la realidad española es pura coincidencia.

Atentos que aquí es donde entra la especulación sobre un posible cisne negro que sería la expulsión de Biden de la Casa Blanca.

Actualmente Biden es un dolor de cabeza para su propio partido. En sus primeros dos años, es el presidente más impopular desde 1976 a excepción de su antecesor Donald Trump. El tema es que para Trump, el ser impopular era parte de su estrategia. En el caso del actual mandamás, cualquier candidato Republicano, según las encuestas, podría arrebatar la presidencia en 2024; algo que a su partido, obviamente, no le hace ni puñetera gracia.

La impopularidad de Biden podría causar su renuncia y convertirse en el cisne negro de 2023.
Fuente: Five Thirty Eight

 

El actual Presidente de Yankeelandia lleva en política desde tiempos inmemorables. Primero como Senador y después como vicepresidente de Obama. Este último cargo, antes de ser presidente, es el que parece estarle causando estragos. Primero, hay un montón de mierda, literalmente hablando, de posibles vínculos de su hijo, Hunter Biden, con gobiernos y empresas extranjeras, en las que el bueno de Hunter presuntamente usaba la influencia de su papi para hacer negocios.

Además de los archivos de Hunter, misteriosamente, hace unas semanas aparecieron en el garaje y en las antiguas oficinas de Mr. Biden documentos secretos de su tiempo como vicepresidente, documentos que no debían estar ahí. Acto seguido, se empezó una investigación oficial para esclarecer los hechos.

Biden está acusado de tener en su poder documentos secretos, lo que podría dinamitar su salida y convertirse en el cisne negro de 2023.

Un Biden altamente impopular, a sus 82 años, es un objetivo muy fácil para que los mecanismos internos del partido intenten sacarlo, por las buenas o por las malas, antes de 2024. Aunque la probabilidad de que las circunstancias obliguen a Biden a renunciar son bajas, sería un Cisne negro de peso.

La única vez que un presidente de Estados Unidos ha renunciado fue en 1974 cuando Richard Nixon puso fin a su mandato en medio del escándalo del Watergate. Dicho escándalo empezó en 1972 y culminó en agosto de 1974, en ese período, el SP500 palmó 32.57%. Inmediatamente después de la renuncia de Nixon, el índice palmó 20% entre agosto y septiembre, siendo este último mes donde se generó un suelo y empezó un rally que duró hasta diciembre del 76.

La única renuncia de un Presidente de Estados Unidos tuvo un efecto negativo en la bolsa.

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Fin abrupto de la guerra en Ucrania

El fin de la guerra en Ucrania sería un Cisne Negro en 2023 y tendría consecuencias en los mercados.

A día de hoy, si le preguntas a cualquier persona por la calle qué es más probable ¿que la guerra en Ucrania continúe o empeore? O ¿que se llegue a un acuerdo? la gran mayoría de las personas te dirán que esto seguirá y quizá hasta empeore.

Con esto en mente imaginaos lo que sucedería si por cualquier motivo los dos payasos del circo Putín y Zelensky se sientan y firman una tregua. Pues razones económicas sobran para que Putín, que es el que empezó el asunto, tenga que parar el show en algún momento. El año pasado, Rusia más o menos aguantó las sanciones por múltiples factores entre los cuales estuvieron un rublo orgánicamente más fuerte, un mercado del petróleo potente y aún no sancionado y el miedo de Europa a un invierno frío.

El rublo ha ido perdiendo fuerza a medida que las sanciones se han endurecido y el petróleo ruso se ha convertido en irrelevante.

Este 2023 será diferente. La economía mundial no está boyante y la rusa no es la excepción. Todo esto, sin contar que en un año de guerra, Putin ha quemado más de 82 mil millones de dólares, casi 20 por ciento de sus reservas internacionales. Y claro, la invasión se ha extendido en el tiempo, y las bajas en el bando ruso son palpables. Un caldo de cultivo para que Putin decida aplicar sus habilidades de ajedrez, como buen ruso, e intente negociar alguna salida al conflicto.

Que eso ocurra en la primera mitad de 2023 es muy improbable. Estamos hablando de un tío que no le tiembla el pulso para nada y que tiene, al menos desde fuera, el control absoluto de los factores de poder de su país. A esto hay que sumarle que la guerra no la está luchando, en sus ojos y en los de millones de rusos, en contra de Ucrania sino en contra del expansionismo de la OTAN; razón suficiente para seguir metiéndole billetes a los cohetes y a los aviones.

Cuando empezó la guerra, escribimos un artículo en el que analizamos el efecto de las distintas guerras en el mercado. En dicho artículo pudimos ver cómo en las guerras que más han afectado a la bolsa, cuando todo termina, hay un rally rabioso seguido, unos meses después por un estancamiento. Esto se debe a que en las guerras, los gobiernos usan la máquina de imprimir para estimular a la economía. No vayamos muy lejos, Europa ha dado más de 52 mil millones de euros a Ucrania y Yankeelandia le ha metido 48 mil millones a esta guerra.

Después del final de la Segunda Guerra mundial, la economía americana entró en recesión debido al final del estimulo.

En el caso actual, el impacto de una tregua sería moderado. Aunque seguramente los mercados reaccionen de forma positiva, no tendrá la importancia necesaria como para superar, en peso de influencia, las condiciones macroeconómicas.

Default de la deuda americana

Este es uno de los eventos que lleva rondando a la economía Yankee desde hace años. El nivel de deuda del país de las hamburguesas crece casi al segundo. El tema es que, ese nivel tiene un techo que es determinado por el Congreso. Y en los últimos años, el Congreso está tan fraccionado que cada vez que hay que subir el techo, es un calvario. Por ejemplo, en 2021, se llegó a un acuerdo in extremis, para subir el techo a 2500 billones hispanos (trillones americanos).

Si no se aprueba el techo de la deuda, Estados Unidos entraría en default, siendo el cisne negro de 2023.

En el momento en el que escribimos este artículo 15 de enero de 2023, la jefa del Tesoro de Estados Unidos, Yanet Yellen, ha anunciado que el jueves 19 de enero Estados Unidos tocará el techo, obligando al Tesoro a hacer malabares para cubrir las obligaciones del país mientras el Congreso se pone de acuerdo en un nuevo techo de gasto. Actualmente, la Cámara Baja está en manos de los republicanos y el Senado en manos de los demócratas. El detallito es que, como se pudo ver en la elección del Speaker of the House, el bando republicano está dividido; lo que añade más volatilidad a la aritmética parlamentaria.

Yellen dice tener pólvora hasta junio para hacer frente a las obligaciones sin entrar en default. De hecho, el nuevo Speaker ha dicho que uno de sus objetivos más importantes será bajar la deuda; por lo que ponen sobre la mesa subir el techo siempre y cuando se limite el gasto del gobierno central. Algo que no va con la ideología demócrata.

Un default de la deuda americana sería devastador. Por un lado, el gobierno federal se vería obligado a suspender las operaciones de sus oficinas y el sueldo de sus más de 4 millones y medio de empleados directos. A esto hay que sumarle que, en medio de un clima macroeconómico en el que en cualquier momento podría dispararse el paro, los beneficios por desempleo, y la gran mayoría de subsidios, se verían gravemente afectados.

Por otro lado, los bonos de la deuda americana son el activo por excelencia que usan países e instituciones financieras para invertir. El mayor acreedor de la deuda americana es Japón con 1200 billones (trillones) millones. Imaginaos, si todo el tema con un default chino con todo el rollo de Evergrande puso de rodillas a los mercados, un default americano podría ser el cisne negro más grande de todos los tiempos.

La deuda americana es uno de los activos más deseados del mundo.

Es cierto que una de las razones por las que la deuda americana es tan atractiva es porque jamás ha hecho default voluntariamente por no subir el techo de gasto; transmitiendo seguridad a los inversores. Por esta razón es imposible cuantificar los daños a la economía, aunque claro está, la caída sería épica.

Un nuevo UExit

La salida de algún país de la UE podría ser un cisne negro en 2023.

La Unión Europea es uno de los grandes experimentos de “harmonía” económica entre un grupo de naciones completamente distintas. Sin embargo, en los últimos años, la burocracia de Bruselas ha mermado la confianza de los ciudadanos europeos en la organización supranacional.

Aunque el fenómeno de la “desglobalización” no es ajeno a la Unión Europea, esta sí que podría ser una de las principales víctimas de este movimiento. La guerra en Ucrania ha sido, quizá, el detonante de una bomba de tiempo. Las posiciones de los diferentes países, han resquebrajado los cimientos de la Unión. Además, el constante asedio de la Comisión Europea a países que se salen del relato oficial, como Hungría e incluso la misma Polonia, está creando un clima bélico entre los socios.

La desglobalización será uno de los tópicos más importantes de la próxima década.

De las grandes economías de la Unión Europea, quizá la que podría dar un golpe en la mesa sería Italia, aunque es poco probable. El próximo “exit” podría venir “de abajo” hacia arriba empezando por economías más modestas como Hungría. Aunque el impacto sería pequeño, otra salida de la sociedad de países sería un golpe bajo a la estabilidad de la región ya que podría generar un precedente: si la UE te jode, cojes tus maletas y te vas.

Con todas las cartas sobre la mesa, este escenario no es muy factible y lo único que podría generarlo sería un endurecimiento de la política exterior europea de cara a la guerra en Ucrania. Cuando hablamos de endurecimiento sería entrar en el conflicto con botas en el suelo, pero eso no va a ocurrir.

Invasión de Taiwán por China

Una guerra de China con Taiwán sería el mayor cisne negro de 2023.

Si crees que la única potencia que quiere recuperar un antiguo territorio es Rusia, te equivocas. China, después de su guerra civil, quedó “troceada” en varias partes. Por un lado tenemos la China continental que es la China que todos conocemos. Y por otro, tenemos territorios como Hong Kong y Taiwán que “son y no son China”.

De estos territorios, el más conflictivo es Taiwán ya que la comunidad internacional, aunque no les reconoce como un país soberano, tácitamente le tiene prohibido a la China continental meterle mano. Pero China, a medida que se ha ido haciendo potencia, ha ido mostrando sus garras.

La carrera armamentística y la campaña por hacer al Yuan una moneda reserva y de intercambio mundial, tienen una raíz común: un posible conflicto armado con la isla en el que China sería castigado mundialmente. De hecho, con la guerra en Ucrania, los chinos no han dejado de dar señales de estarse preparando para sanciones similares en un futuro. Claro está, occidente se puede dar el lujo de desconectar a Rusia del sistema pero hacer lo mismo con China sería una hecatombe.

La amenaza de una invasión de China a Taiwán podría ser un el cisne negro de 2023.

Ambas partes en 2022 han movido a sus tropas en escaramuzas muy peligrosas y la lengua de Biden dijo que Estados Unidos defendería a Taiwán militarmente de ser necesario, algo que ningún otro presidente había dicho.

Lo cierto es que una invasión china a Taiwán hundiría a los mercados por muchas razones. La primera sería el riesgo de un conflicto mundial por lo anteriormente descrito. La segunda es que, al igual que con la pandemia, las cadenas de suministros se verían altamente afectadas, incluyendo los chips ya que Taiwán es la meca de estos productos.

Vuelta de la inflación

Aunque parece que la inflación tocó techo, existe la posibilidad de que, si se alinean un par de astros, la inflación vuelva a su senda alcista. Lo que puede ocurrir, si vamos a leer la historia, es que la Fed, en un intento por reanimar la economía en caso de que esta se vaya por un acantilado termine generando otro pico de inflación.

Esto no debería ocurrir, ya que el banco central ha aprendido que esas cosas no se hacen. Fijaos, entre 1973 y 1976 la inflación en Estados Unidos se disparó a máximos históricos, rozando el 12%. La Fed tuvo que ponerse el cinturón y subir los tipos logrando controlarla. Pero esas subidas de tipos hizo que la economía se fuera a pique, obligando a la Fed a meter dinero en el sistema. ¿Que pasó? Para 1980 la inflación superó el 13 por ciento.

La inflación en los 70s tuvo dos picos debido al estímulo temprano de la Fed

En el punto en el que estamos, parece que una estimulación de la economía no será necesaria. De momento, la tesis del aterrizaje “suave” parece estar cumpliéndose. Pero de volver otro pico inflacionario, podéis olvidaros de vuestra cartera.

Conclusión

Como hemos dicho, los cisnes negros son eventos impredecibles. Sin embargo, viendo el tema como está, sin duda, la política está en el escenario central de nuestros dolores de cabeza como inversores.

Los últimos tres años han sido convulsos y llenos de acontecimientos imprevistos que han movido el agua en los mercados con mucha fuerza. Lo que hemos aprendido, en años tan volátiles, es que la liquidez es fundamental y el tener el pulso frío para no dejarnos llevar por las emociones es fundamental para tener una carrera fructífera como inversores.

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Los cisnes negros de 2023 pueden ser, mayoritariamente, eventos políticos.

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